por Ana Lombardía | Mar 7, 2016 | Blog, Pareja, Sexualidad femenina
He tenido unos meses en consulta a una chica que nunca había tenido un orgasmo y que, además, tenía dificultades en sus relaciones de pareja, pues tendía a relacionarse con chicos que no le hacían sentir bien. Fuimos trabajando y, poco a poco, conseguimos solucionar ambas cosas. Le he pedido que os cuente cómo fue su experiencia conmigo y este es el resultado:
Empecé mi terapia con Ana para tratar principalmente dos cosas:
– Mi tendencia a involucrarme en relaciones tóxicas
– Mi incapacidad para tener orgasmos
Lo que yo no sabía es que ambos temas estaban estrechamente relacionados y se trataba de una gran falta de autoestima o amor propio. El hecho de no quererme lo suficiente era el motivo por el cual mi criterio a la hora de elegir una pareja era tan bajo. No exigía nada y me conformaba con cualquier persona con tal de recibir mis dosis de cariño y apreciación.
El hecho de no tener orgasmos yo pensaba que se debía a la inseguridad y el miedo. Y en parte se trataba de eso, pero también, para mi sorpresa, mi necesidad de complacer a la pareja ya que yo no valgo lo suficiente como para ser complacida, negaba todas mis capacidades de sentir, y sobre todo, de sentir que yo también merecía disfrutar.
Empecé trabajando mis pensamientos erróneos los cuales llevaba muy interiorizados, como: “tienen que cuidar de mí, tienen que apreciarme” Y los modifiqué hacia una visión más realista como “Tengo que cuidarme, tengo que apreciarme”. Junto a Ana, he tenido que aprender qué cosas me gusta hacer y hacerlas. Debido a mi total carencia de amor propio y dedicación a mis parejas, había perdido mi identidad y me encontraba sin saber quién era yo realmente. Juntas, construimos un árbol de éxitos y metas logradas, así como futuros objetivos para darme cuenta de todas las cosas que yo misma había conseguido. También construimos una rutina de actividades que no involucraran llamar la atención del sexo opuesto para sentir apreciación.
Junto con su ayuda y la terapia sexitiva, aprendí a sentir, a dejarme llevar y disfrutar de las relaciones sexuales tanto en pareja como sola y a tener orgasmos. Aprendí que merezco ser protagonista yo también. Y es cierto, que a veces me siento insegura, a veces tengo ganas de quedarme en la cama y no hacer nada y a veces tengo miedo. Pero gracias a todos los recursos que Ana a puesto a mi disposición, puedo sobrellevar la situación y salir de ella exitosamente sin necesidad de atención. Había ido a muchas terapias anteriormente, y nunca me habían dicho: ya puedes continuar sin mí. Y sin duda, he aprendido quién soy y por lo tanto, ahora puedo ser yo.
por Ana Lombardía | Feb 29, 2016 | Blog, Sexualidad, Sexualidad en pareja, Sexualidad femenina, Sexualidad masculina
No siento nada al hacer el amor: es una queja muy frecuente de muchas personas, tanto hombres o mujeres, que me escriben o vienen a mi consulta angustiados porque no disfrutan de las relaciones sexuales con penetración.
Físicamente, hay una explicación muy sencilla para que a hombres y a mujeres no les guste la penetración vaginal: la estimulación física que se recibe no es suficientemente placentera.
- La vagina es únicamente sensible los 3 o 4 primeros centímetros, el resto del canal vaginal apenas tiene terminaciones nerviosas; es por eso que las mujeres podemos colocarnos un tampón cuando tenemos la regla y no notarlo en absoluto. Por tanto, durante la penetración la mujer puede no recibir una gran estimulación a nivel físico
- La presión que ejerce la vagina sobre el pene puede no ser suficiente para algunos hombres. Muchos han aprendido a masturbarse ejerciendo mucha fuerza con su mano sobre el pene, y disfrutan de esa presión y de esa fuerza. En ocasiones, la vagina puede no tener la tonicidad suficiente para agarrar el pene con tanta fuerza como lo haría el propio hombre con su mano y, por tanto, no disfrutan del roce que les ofrece la vagina (incluso mujeres con un suelo pélvico fuerte pueden no ofrecer suficiente roce a hombres acostumbrados a masturbarse con mucha fuerza)
A pesar de que en muchas ocasiones la estimulación física que reciben hombres y mujeres durante la penetración vaginal pueda ser escasa, la sensación emocional, la conexión con la pareja y el morbo pueden ser lo suficientemente estimulantes para que la penetración sea una práctica muy placentera y, por tanto, hacer el amor sea muy satisfactorio. De hecho, por eso lo llaman hacer el amor.
Otras personas, por el contrario, no encuentran la penetración muy estimulante a nivel emocional: no se sienten especialmente unidas a su pareja por el hecho de penetrar o ser penetradas, ni les parece especialmente morboso juntar los genitales de esa manera. Por tanto, es frecuente que expresen eso de no siento nada al hacer el amor.
Muchas de estas otras personas sí que disfrutan mucho del resto de prácticas sexuales que existen: les resultan muy estimulantes físicamente, pues les estimulan el clítoris directamente, el pene recibe el roce con la fuerza deseada o se tocan otras zonas erógenas muy placenteras. Además, también pueden obtener mucho placer a nivel emocional y sienten que están haciendo el amor con sus parejas, aunque no haya penetración.
La penetración vaginal es la práctica sexual más extendida y más practicada en nuestra cultura. Eso es porque, evolutivamente, tiene su sentido, pues es la práctica que permitía la evolución de la especie. Lamentablemente, a día de hoy no lo tiene, pues el 99,9% de las relaciones sexuales que mantenemos son por placer, no para reproducirnos (de hecho, usamos los métodos anticonceptivos a nuestro alcance para evitar embarazos no deseados). Pero por efecto de la inercia que mantenemos tras siglos de costumbres y por la idealización de la penetración vaginal que nos ofrecen las canciones, películas, libros y demás, parece que todos tenemos que practicar y disfrutar, necesariamente, de la penetración vaginal para poder decir que tenemos una sexualidad plena.
Realmente, la penetración es sólo una práctica más del enorme abanico de prácticas sexuales de las que podemos disfrutar: besos, caricias, abrazos, sexo oral, sexo anal, masturbación, frotamientos, juegos varios… Yo siempre recomiendo a todo el mundo que deje, por una temporada, de practicar la penetración vaginal. De esta forma, podemos ver si la practicamos por inercia y si nos gusta tanto como practicarla con tanta frecuencia. Además, al descartar la práctica principal de nuestro repertorio no nos queda más remedio que explorar el resto, redescubrir nuestro cuerpo y nuestro placer y, por tanto, reconstruir nuestra sexualidad dejando de lado las presiones culturales y las costumbres sociales.
Ana Lombardía.
por Ana Lombardía | Feb 1, 2016 | Blog, Sexualidad, Sexualidad femenina
Últimamente está muy de moda esto de la eyaculación femenina y el squirting: el mundo del porno lo ha popularizado. Muchas personas hemos visto vídeos de mujeres que expulsan líquido de su vagina de una forma muy espectacular y abundante cuando llegan al orgasmo, pero poco se sabe de en qué consiste realmente este fenómeno. Hoy voy a daros algunas claves sencillas y de andar por casa para saber de qué se trata y cómo conseguirlo.
Qué es el squirting
No es lo mismo el squirt que la eyaculación femenina. El squirt es un líquido diluido y muy acuoso que se expulsa por la vejiga urinaria (uretra); la eyaculación femenina es es un líquido blanquecino, espeso y escaso que se expulsa por la próstata femenina. Lo que vemos en los vídeos porno es squirting, y es de lo que vamos a hablar
- El squirting suele ir acompañado del orgasmo
- Los orgasmos con squirting son más espectaculares y llamativos, pero no son necesariamente más placenteros
- Este líquido puede ser muy abundante, de unas gotas a medio litro
- No es orina. Sus componentes principales son agua, glucosa y fructosa
- Es inoloro. El líquido expulsado en el squirting no huele
- No todas las mujeres lo experimentan. Para experimentar el squirt hay que dejarse llevar y descontrolar, estimular bien el punto G y tener una buena relación con tu propio cuerpo
- No se asocia necesariamente a un mayor placer sexual ni a una mayor fogosidad
- Suele estar asociado a la estimulación del punto G
Cómo conseguir el squirting
La mujer debe estar muy relajada y excitada para conseguirlo
- Hay que estimular el punto G con las manos limpias y las uñas cortas
- El punto G se encuentra en el interior de la vagina. Podemos localizarlo de la siguiente manera:
- La mujer tumbada boca arriba
- Introducir un dedo en la vagina con la palma de la mano hacia arriba
- La yema del dedo introducido toca la pared anterior de la vagina, es decir, como si quisiésemos tocar el vientre de la mujer desde el interior de la vagina
- Sabremos que estamos ahí por la reacción de placer de ella. También lo notaremos porque, al estar excitada, la zona se abulta un poco
- Para estimular el punto G, por el dedo en forma de gancho y tira de él hacia fuera, hasta hacer tope. Repite el movimiento rítmicamente, con seguridad y confianza y escuchando el cuerpo de la mujer. En este vídeo verás mejor cómo es el movimiento
- También podemos estimularlo con alguno de los vibradores que hay en el mercado específicos para ello
De vez en cuando doy alguna charla para explicar en profundidad todo esto del squirting y la eyaculación femenina. Mira la programación de actividades para ver la próxima fecha.
Ana Lombardía.
imágenes: www.morguefile.com
por Ana Lombardía | Ene 25, 2016 | Blog, Sexualidad, Sexualidad femenina, Sexualidad masculina
Cada vez hay más personas que reconocen abiertamente que no les gusta el sexo. Lo han probado, lo han experimentado e, incluso, algunas lo practican habitualmente. Pero no les gusta. No me gusta el sexo, te dicen. Unos te lo comentan con naturalidad, sin pesar y teniéndolo totalmente asumido. Otros, por el contrario, te lo confiesan con vergüenza, dolor, incomprensión y congoja. Vamos a comentar algunos de los motivos por los que a alguien puede no gustarle el sexo.
No me gusta el sexo. Algunos motivos por los que esto sucede
- Ideas erróneas sobre la sexualidad. Si crees que el sexo es algo sucio, inapropiado, innecesario, perjudicial y/o peligroso será muy difícil que lo disfrutes. Una educación que censura la sexualidad y la demoniza hace que luego se viva con rechazo, culpa y vergüenza
- Desconocimiento del propio cuerpo. Si no conoces bien tu cuerpo, los mecanismos por los que sientes placer, las caricias que te gustan, tus zonas erógenas… no podrás sentir placer y, por tanto, el sexo no te gustará
Inseguridad respecto a tu físico y apariencia. Cuando tu cuerpo no te gusta, no te sientes atractivo/a, te encuentras a disgusto con cómo te ves… es más difícil que puedas disfrutar del placer que tu cuerpo puede darte. Para disfrutar del sexo hay que disfrutar del propio cuerpo y, si tu apariencia no te agrada ¡será mucho más complicado!
- Relaciones sexuales desagradables. Si mantienes habitualmente relaciones sexuales con tu pareja en las que realizas prácticas que te resultan incómodas, dolorosas, desagradable, sucias, inapropiadas, y/o no deseadas es normal que el sexo no te guste. El sexo tiene que ser, por definición, placentero, deseado y positivo
- Dificultad para relacionarse con otras personas. Si te cuesta involucrarte con otras personas, coger confianza, relajarte con ellas y dejarte llevar es probable que te cueste mantener relaciones sexuales: estarás tenso/a, no sentirás las caricias y abrazos como algo positivo, te sentirás invadido/a por el exceso de intimidad…
Experiencias pasadas traumáticas o desagradables. Si has tenido en el pasado alguna experiencia sexual en la que has sido forzado/a, lo has hecho sin desearlo, has sentido miedo, te han obligado a hacer algo que no deseabas… es posible que le cojas aversión al sexo; si lo has vivido como algo muy negativo y traumático es normal que no quieras repetirlo y que, si lo haces, lo vivas como algo negativo igualmente
- Miedo a las infecciones de transmisión sexual y/o a los embarazos no deseados. Si estás preocupado/a por la posibilidad de contraer una ITS o de quedarte embarazada (o dejar embarazada a tu pareja) es más difícil que disfrutes del sexo: si estás angustiado/a y pendiente de los anticonceptivos en todo momento no te relajarás y, por tanto, el sexo no será satisfactorio
- No atracción hacia la pareja. Si no te atrae tu pareja, por el motivo que sea, no disfrutarás del sexo. El hecho de que ya no te guste su físico, que te moleste su olor o su falta de higiene o que su actitud en la cama no sea de tu agrado pueden ser elementos para que no te guste el sexo
Todas estas causas se pueden trabajar en la consulta para, poco a poco, vivir la sexualidad como lo que realmente es: algo bonito, divertido, positivo, saludable y muy placentero.
Ana Lombardía.
por Ana Lombardía | Ene 10, 2016 | Blog, Dudas de nuestros lectores, Sexualidad femenina
Hola Ana!
Soy una chica, tengo 25 y llevo unos 10 teniendo relaciones sexuales. En todo este tiempo no he conseguido tener un orgasmo con penetración, vaya que prácticamente no siento nada cuando tengo a mi chico dentro. Estoy excitada y quiero que pase, no lo evito para nada, busco la penetración y la deseo…pero cuando pasa…es esperar a que él termine y poco más porque no consigo lo que busco.
Me ha pasado con todas las parejas que he tenido… Eso sí, alcanzo el orgasmo con el clitoris y muy bien alcanzado, disfruto muchísimo el cunilingus. Pero siento que no estoy disfrutando todo lo que quisiera de mi sexualidad.
He preguntado a amigas, familia y a mi gine y todas me han dicho que es algo normal, que nos pasa a la mayoría y que pocas mujeres llegan al orgasmo con penetración y ni que pensar de la eyaculación femenina…pero mira, que no me creo que unas pocas puedan y el resto no….o espero que no sea así, porque yo quiero disfrutar del sexo en todas sus formas y no me vale un “a todas nos pasa”
Espero que puedas ayudarme y que no sea la primera en plantearte este caso. Me encantaría que me aconsejases y espero de corazón que haya “solución” a mi caso.
Hola!!
Es cierto que a la mayoría de las mujeres les sucede eso… pero es porque no han aprendido a disfrutar de otra manera. El orgasmo es un reflejo y, como tal, se aprende la forma de desencadenarlo. La mayoría de mujeres aprenden a desencadenarlo mediante la estimulación del clítoris, pero también se puede desencadenar de otras formas.
La estimulación del Punto G ayuda mucho a conseguir un orgasmo mediante la penetración. Para ello, debes descubrir dónde está, cómo llegar a él y cómo estimularlo. Para ello, puedes empezar a explorarlo mediante los dedos o un juguete indicado para ello, ya sea a solas o con tu pareja. Una vez que lo tengas localizado toca aprender a excitarlo y acariciarlo con los dedos. Igualmente, puedes hacerlo a solas o con tu pareja. También puedes ayudarte de algún juguete sexual.
Cuando ya sepas estimularlo y consigas orgasmos de esta manera -estimulándolo con los dedos- podrás empezar a intentar que tus orgasmos se desencadenen con la penetración, mediante la estimulación del Punto G con el pene de tu pareja. Para ello tendrás que desarrollar una técnica concreta, practicarlo en posturas que permitan un correcto alcance del Punto G…
Cada mujer es distinta con la sexualidad y, aun desarrollando una buena técnica, algunas no consiguen llegar al orgasmo a través de la penetración, pues entran muchos factores en juego: preferencias sexuales (a algunas no le gusta la penetración, sin más), la habilidad de tu pareja, la forma y el tamaño del pene de tu pareja, la complicidad con tu pareja, tu capacidad para dejarte llevar y disfrutar…
En mi consulta enseño a muchas mujeres a lograr que se corran con la penetración ¡anímate! Es un proceso muy divertido en el que aprenderás a disfrutar de la sexualidad y ampliarás el abanico de posibilidades de placer que te ofrece tu cuerpo. Aunque la sexualidad pueda ser completa mediante los orgasmos a través del clítoris siempre es bueno seguir creciendo y desarrollándonos sexualmente explorando nuevas formas de placer.
No me has dicho dónde vives; yo tengo la consulta en Madrid. Si quieres, podemos concertar una cita e iniciamos un proceso para que consigas orgasmos con la penetración.
A la gente que vive fuera de Madrid la atiendo a través de Skype. ¡Anímate!
Te invito también a que asistas a nuestro taller APRENDE A TENER ORGASMOS VAGINALES,
te dará muchas pautas que podrás aplicar en casa.
¡Un abrazo!
Ana Lombardía.
por Ana Lombardía | Nov 30, 2015 | Blog, Pareja, Sexualidad, Sexualidad en pareja, Sexualidad femenina, Sexualidad masculina
Por qué todos necesitamos cariño
Besos, caricias, abrazos, palabras bonitas, gestos amables, miradas de complicidad… Todos necesitamos estas muestras de amor. Dependiendo de cómo nos hayan educado en ese aspecto y de qué muestras de cariño hayamos recibido en la infancia, así necesitaremos unas u otras, y en mayor o menor cantidad y/o frecuencia. Pero todos las necesitamos, de una forma u otra. Vamos a comentar por qué todos necesitamos cariño.
Los seres humanos somos seres sociales y, por tanto, tenemos unas necesidades sexuales y afectivas que cubrir. Estas necesidades a veces no parecen tan importantes como otras. Por ejemplo, necesidades básicas como comer, dormir, beber, abrigarse, resguardarse del calor… parecen más importantes pues, si no se resuelven en unos pocos días, podemos morirnos directamente. Pero con las necesidades sexo-afectivas no pasa eso. Si no tienes muestras de afecto no te mueres; podrás estar más triste, más irritable, menos alegre… pero no te mueres a corto ni a medio plazo. Eso es así. Pero no significa que no sea importante satisfacer esta necesidad, que no mejore nuestra calidad de vida ni nuestra satisfacción general.
Beneficios de las muestras de cariño
Las muestras de cariño, de afecto, de amor, de amistad, de complicidad… tienen múltiples y directos beneficios en nuestra calidad de vida. Vamos a comentar algunos de ellos.
Sentirnos queridos, amados, valorados… aumenta nuestra autoestima, la seguridad en nosotros mismos, la confianza… Nos veremos más capaces, nos enfrentaremos a la vida con más seguridad, con más habilidades, con más ímpetu…
- Las muestras de cariño generan endorfinas, las cuales aumentan nuestra satisfacción general y nos sentimos más felices
- Aumenta la frecuencia y la intensidad de momentos positivos en nuestra vida diaria, haciéndola más agradable, permitiéndonos desconectar del trabajo y de otras obligaciones
- Besos, caricias, abrazos y demás muestras físicas de cariño, además de generar endorfinas, disminuyen la presión arterial y, por tanto, mejoran nuestra salud
- Las muestras físicas de cariño también nos relajan, pues disminuyen la frecuencia cardiaca, reduciendo el estrés y la ansiedad
- Cuando comemos con gente querida comemos mejor que si lo hacemos a solas: seguimos unos horarios, preparamos un menú, elegimos con más cuidado los ingredientes…
- Vamos más al médico: si tenemos a alguien que se preocupa por nosotros y por quien nos preocupamos aumenta la probabilidad de que acudamos al médico, nos hagamos revisiones, consultemos temas de salud… De esta forma se reducen las enfermedades y las dolencias físicas
- Cuidamos más nuestra forma física y nuestra salud en general: igual que antes, si tenemos a alguien que se preocupe por nosotros y por el que preocuparnos haremos más ejercicio, cuidaremos nuestro aspecto físico, nuestra salud…
- Todas estas cosas hacen que aumente nuestra calidad de vida e, incluso, nuestra esperanza de vida. Las personas que viven en pareja o que tienen un apoyo social y emocional fuerte viven más años y en mejores condiciones
Dónde encontramos estas muestras de cariño
Amigos: las relaciones de amistad pueden proporcionarnos grandes muestras de cariño, ratos de ocio y diversión, compañía, apoyo, comprensión… Además, sentimos que pertenecemos a un grupo que nos cuida, nos protege y nos quiere
- Familia: igualmente, la familia puede ser una gran fuente de satisfacciones en este aspecto, pues nos cuidan, se preocupan por nosotros, nos ofrecen apoyo…
- Pareja: la pareja sentimental es, en nuestra sociedad, la fuente de apoyo y cariño más valorada y deseada. Nos puede ofrecer todos los tipos de cariño: muestras de afecto, amistad, apoyo, amor, sexo, compañía…
- Entorno social y conocidos: las personas que no son tan cercanas a nosotros o con las que no tenemos tanta intimidad para considerarlas amigos o familia son también muy importantes en nuestro bienestar. Los vecinos, los tenderos del barrio, profesores del curso al que estemos apuntados, compañeros de actividades físicas… forman parte de nuestra vida diaria y pueden suponer una gran fuente de satisfacciones
Que no nos engañen
Hoy en día es muy frecuente oír que tenemos que ser independientes, no necesitar nada de nadie, cubrir solos nuestras necesidades, no ser dependientes de nada… Pero lo cierto es que los seres humanos no podemos vivir aislados de los demás y que los beneficios del afecto y las relaciones sociales, sentimentales y sexuales son fundamentales para el bienestar.
Es importante que cada uno procure, en la medida de lo posible, ser autónomo, independiente, resolutivo, asumir y resolver sus propias necesidades básicas… pero la familia, los amigos y la pareja también tienen una función muy importante que cumplir en ese sentido. Por tanto, es lógico esperar que nos apoyen, nos cuiden, nos mimen, nos protejan, nos coloquen en una posición destacada en su lista de prioridades… Por supuesto, esto es algo bidireccional, es decir, nosotros también tenemos una función que desempeñar respecto a nuestros amigos, familiares y parejas.
Por todo ello, es importante asumir y reconocernos como seres sociales, sexuales y afectivos, con unas necesidades que cubrir en ese aspecto que nos harán la vida más feliz, bonita, saludable y satisfactoria. Es nuestra responsabilidad procurar rodearnos de personas que nos satisfagan en ese sentido y mantenerlas en nuestra vida mostrando nuestra reciprocidad en ese aspecto.
Ana Lombardía.