Cada vez vienen a mi consulta más personas interesadas en las relaciones abiertas de pareja. Este tipo de relaciones suponen un gran cambio a la hora de vivir los vínculos emocionales y la sexualidad de las personas que se involucran en ellas. Adaptarse a estos cambios y escoger un modelo de relación adecuado a nosotros es toda una aventura y una responsabilidad. Vamos a dar algunas claves para facilitar esta transición y aumentar las posibilidades de que funcione.
Tipos de relaciones abiertas de pareja
Hay un montó de tipos de relaciones. Si cada pareja monógama es un mundo, cuando hablamos de relaciones abiertas de pareja las posibilidades se multiplican. Lo suyo es que cada persona encuentre y cree su propio modelo de relación, adecuado a sus necesidades y posibilidades afectivas y sexuales. Os doy algunas ideas que os sirvan de guía a la hora de decidiros.
- Monogamia: exclusividad emocional y sexual estable y con intención de perdurar en el tiempo. No entran terceras personas en ningún momento
- Monogamia temporal serial: igual que la anterior, pero durante un breve periodo de tiempo o durante un periodo de tiempo limitado previamente, sin intención de prolongarlo toda la vida. Cuando acaba una relación de este tipo, da paso a otra relación similar
- Falsa monogamia: relación supuestamente monógama en la que uno o los dos miembros de la pareja incumplen la norma de exclusividad sexual y/o afectiva
- Relación de pareja abierta: relación estable, central y prioritaria con una persona como pareja. Además, se permite la relación con terceras personas de forma explícita y de forma más o menos ocasional
- Relación de pareja principal con relaciones estables satélites: la persona tiene una relación de pareja principal y prioritaria, mientras que mantiene relaciones estables secundarias con terceras personas
- Relaciones paralelas y equiparables: la persona tiene varias relaciones de pareja que son igual de prioritarias, ninguna es más importante que la otra
¿Estoy hecho/a para tener una relación abierta?
Para tener una relación abierta es importante que comprendas y te gusten las ventajas que estas aportan. Es importante que entiendas, interiorices y asumas como propio este modelo de relación. Debes tener claro, a nivel racional, que esto es una buena opción.
Una autoestima alta, seguridad y confianza en una/o mismo son fundamentales para cualquier relación de pareja… y más si es del tipo no excluyente. Seguir sintiéndote bien contigo mismo y no dudar de tu valía cuando tu pareja se relaciona sexual y/o afectivamente con otras personas no es tan fácil, pues nos han educado para sentir dolor e inseguridad cuando eso sucede.
Tus emociones deben ser concordantes con las creencias. En muchas ocasiones, las creencias están bien cimentadas pero las emociones son las propias de una relación monógama. Es decir, sabemos de sobra que una relación abierta está llena de ventajas frente a una exclusiva, pero nuestros sentimientos y emociones nos hacen sentirnos mal al respecto y no nos dejan disfrutar de la relación. Celos, tristeza, ansiedad e inseguridad son emociones muy comunes en estos casos.
En estos casos se puede trabajar la autoestima y las emociones para evitar el malestar asociado a las relaciones abiertas de pareja. Aun así, es importante ser honesto con uno mismo y conocer nuestras limitaciones al respecto, pues hacer esto puede ser un proceso duro y doloroso. ¿Hasta qué punto me merece la pena trabajar con las emociones para tener una relación no excluyente? Hay que trabajar con ello sin forzar la máquina, disfrutando y minimizando el malestar, sin que el coste emocional sea excesivo. Sino, habrá que replantearse volver a las relaciones monógamas y aceptar que, por muy bonito que pueda ser, no está hecho para nosotros.
Algunas de las reglas más populares en las relaciones abiertas
Las reglas de las relaciones monógamas, aunque cada pareja sea distinta, están bastante claras y sólo en algunos casos es necesario explicitar algunas cuestiones que se salen de la norma. Por el contrario, en las relaciones abiertas es necesario explicitar casi todo, pues no hay una norma social que nos diga cómo hacerlo, pues la sociedad no recoge esta forma de vivir las relaciones. Cada persona debe escoger sus propias normas y negociarlas con las personas con las que vaya a relacionarse. Os dejo algunas ideas que os pueden servir de guía.
No ver a la tercera persona más de 1-2-3 veces
- No escoger a la tercera persona dentro del círculo social común
- Relacionarse con terceras personas únicamente cuando uno de los dos miembros de la pareja está de viaje
- Relacionarse con terceras personas únicamente cuando no hay posibilidad de que la pareja esté junta (uno de los dos está trabajando, con su familia de origen, en una cena con amigos…)
- Las relaciones sexuales fuera de la pareja se harán con preservativo
- Solo habrá terceras personas si ambos miembros de la pareja la tienen a la vez
- La tercera persona nunca debe entrar en el hogar de la pareja
- No se puede ir con la tercera persona al cine o a cenar
- Las terceras personas y parejas secundarias tienen que ser del agrado de la pareja principal
Algunas consideraciones más a la hora de tomar la decisión de abrir una relación
Es importante que tomemos la decisión libremente, sin presión. Hay que evitar el abrir una relación sólo porque nuestra pareja nos lo pide, para complacerla o para evitar que nos deje. Si lo hacemos, lo único que conseguiremos será sufrimiento, dolor y que, finalmente, la relación se rompa.
Una relación abierta no es mejor que una monógama. Cada una tiene sus ventajas y sus desventajas. Cuando tomamos una decisión en favor de otra ganamos y perdemos cosas. No podemos tenerlo todo. El hecho de tener una relación abierta no significa, ni mucho menos, que vayamos a tenerlo todo.
Toda persona debe crear su propio modelo de relación, ya sea esta abierta o no. Reglas, normas y acuerdos deben ser negociados y consensuados por todos los miembros de la relación, de manera que nos sintamos satisfechos, seguros y complacidos por la misma.
Suele ser bueno contar con ayuda profesional para llevar a cabo este proceso, para minimizar el dolor y aumentar las posibilidades de llegar a buen término. Una persona que guíe y controle la evolución de las relaciones abiertas de pareja puede además ayudar a gestionar las emociones negativas como los celos, la inseguridad o la tristeza que puedan aparecer.
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