Mi marido me ha dejado. Hace un año y medio que mi pareja, con la que llevaba diez de relación, uno conviviendo y con planes de casarnos e incluso tener hijos, me dejó de un día para otro sin ninguna explicación, y tuve que dejar el piso en el que vivíamos porque era suyo. Actualmente, aunque estoy bien relativamente, me siento un poco perdida al haber vuelto a casa de mis padres y ser un poco “niña” otra vez. Por otra parte, tengo trabajo, pero por ahora no puedo independizarme, y aunque he buscado otros, el mío es muy específico y con la crisis es más difícil encontrar algo mejor. Creo que me falta un empuje para dirigir mi camino laboral y personal, independizarme y sentir que llevo las riendas de mi vida. Por otro lado, aunque sé que este tiempo de estar sola es muy necesario para mí, para darme mi lugar, para saber exactamente hacia dónde dirigirme más segura, inconscientemente busco una pareja, como si eso me fuera a facilitar las cosas. Y por otro lado, tengo miedo también, porque las pocas parejas serias que he tenido no han sido buenas. Temo no encontrar un hombre que sea bueno, no poder ser madre, no poder independizarme, no sentirme realizada ni en lo personal ni en lo laboral… Puede que me dé miedo estar sola, pero a su vez quizás sea eso lo que más necesite.
Hace poco tiempo que, sin tú quererlo, tu vida dio un cambio radical. Tu pareja rompe la relación, tus planes de casarte y tener hijos se ven truncados, tu situación económica empeora, te ves obligada a volver a casa de tus padres… Tus proyectos y planes de futuro, tu forma de vida y tu identidad personal han sufrido un traspiés enorme ¡pero no irreparable!
Cuando estamos en pareja construimos una gran parte de nuestra vida y nuestra identidad en torno a esa persona: casa, estilo de vida, planes de futuro, rutina diaria, amistades, tiempo de ocio… Ahora te toca descubrir quién eres tú sin él, sin pareja.
Empieza por las cosas que te resulten más sencillas de abordar, por ejemplo, el tiempo de ocio, las aficiones, los amigos… recupera amistades y actividades que te hagan sentir bien, te aporten cosas positivas y te recuerden quién eres. Esto te hará sentir fuerte y, además te dará el apoyo de tu entorno cercano, de las personas que te quieren. Ellos también te darán perspectiva e ideas sobre cómo afrontar tu nueva vida.
Intentar elaborar un proyecto más a largo plazo y establecer objetivos realistas y alcanzables te aportará el sentido que a lo mejor has perdido: ¿Qué quieres hacer ahora con tu vida? ¿Quieres irte de casa de tus padres? ¿Sigues queriendo ser madre? ¿Cómo quieres que sea tu estilo de vida? Ten en cuenta que, para que tus objetivos sean realistas y alcanzables, a lo mejor tienes que planteártelos de una forma distinta a como lo habías hecho hasta ahora; por ejemplo, compartir piso en vez de vivir sola, ser madre soltera en vez de vivir la maternidad con una pareja, cambiar de profesión o emprender por tu cuenta…
Una vez que te respondas a esas preguntas, elabora un plan de acción: piensa qué necesitas para alcanzarlos y qué cosas debes llevar a cabo. Ayuda mucho dividir en pequeñas submetas las metas grandes, para hacerlas más abordables. También es importante fijarse unos plazos para conseguir esos objetivos y, si no los hemos conseguido en ese tiempo, modificarlos o cambiarlos por otros. Decidir qué es lo que quieres, establecerte objetivos e ir a por ellos te hará sentir que vuelves a tener las riendas de tu vida y que no vas a la deriva.
Sí, creo que debemos aprovechar todas las etapas de nuestra vida y sacarles partido. Ahora estás en un momento que te permite, como muy bien has dicho, darte el lugar que te corresponde en la vida. Estar sin pareja nos permite descubrirnos y construirnos a nosotros desde otra perspectiva, con libertad y contando principalmente con nuestro propio criterio. Además, y aunque suene a tópico, es fundamental aprender a estar sola para, si llega el momento, poder compartir en pareja.
Una vez que tengas tus objetivos y tu plan de vida bien planteado y veas que vas logrando lo que quieres, te sentirás más segura de ti misma y será mucho más difícil que te conformes con un hombre que no sea bueno para ti. No regalarás tan fácilmente lo que tanto te ha costado construir y, además, descubrirás que tú misma puedes llenar tus propios vacíos sin la necesidad de estar en pareja. Estar en pareja puede ser muy bonito y muy enriquecedor, pero estar soltera (que no sola) también lo es. Reconstrúyete y descúbrete de nuevo, toma las riendas de tu vida y haz que sea bonita y enriquecedora por sí misma; y si llega un hombre a tu vida, te quedarás con él sólo si es bueno para ti.
Si cuando inicies el proceso no sabes cómo abordarlo, te sientes insegura y no eres capaz tomar decisiones, plantéate la posibilidad de acudir a un/a psicólogo/a que te guíe y te apoye. ¡Te será muy útil!
Artículo de la revista Psicología Práctica. Puedes encontrar más artículos como este en el consultorio sentimental que llevo en esta revista 😉