A menudo veo en la consulta a personas que dedican la mayor parte de su tiempo -o todo- a actividades de índole “práctica”: trabajar, estudiar, tareas del hogar, gestiones diversas… Su día a día es maratoniano y apenas tienen tiempo para el ocio y el disfrute. Lamentablemente, la sociedad híper exigente en la que vivimos hoy en día nos arrastra con fuerza a esto. Tiempo para el hedonismo… poco o nada. Y esto afecta, por supuesto, a la vida sexual.
Qué es el hedonismo
El hedonismo hace referencia al placer por el placer. Al disfrute en sí mismo, sin más objetivos. Un placer libre, inmediato, muy visceral. El hedonismo es toda una filosofía de vida en la que la satisfacción y el bienestar son el fin último de la vida. Suena muy atractivo, ¿verdad?
La cultura en la que estamos inmersos deja poco espacio para el hedonismo. La rutina del día a día se ha convertido en una vorágine que nos absorbe y nos llena de tareas y obligaciones, todas ellas súper importantes y súper urgentes. Además, en muchos casos esto está también bañado de la tiranía del perfeccionismo: tenemos que ser los mejores en todo y hacerlo todo a la perfección. El trabajo, los estudios, los hijos, las tareas de la casa… son obligaciones que se comen todo nuestro tiempo, energía y atención.
Los espacios de ocio tampoco se quedan exentos de esta tiranía: la sociedad en la que vivimos cada vez nos exige más en este sentido: nuestro ocio tiene que cumplir una serie de requisitos muy exigentes: hay que ir a museos, exposiciones, muestras de arte, cine, teatro, leer… para ser los más cultos e interesantes. Hay que hacer deportes de agua, de aventura, ir al gimnasio, bailar… para estar en forma y ser atractivos y obligatoriamente disfrutar de estas actividades. Hay que ir a los mejores restaurantes, probar lo último en comida, ir a los nuevos locales… para estar al día y ser los más entendidos. Todo esto se aleja de la filosofía de placer por el placer.
Cómo aplicar el hedonismo en nuestra vida diaria
Creo que hay muchos más objetivos en la vida que el de perseguir únicamente el placer, eso está claro. Pero sí que creo que el placer puro debería estar más presente en nuestra vida. Vamos a comentar algunas pautas para empezar a aplicarlo:
- Piensa qué cosas te gusta hacer: por el simple hecho de hacerlas y disfrutarlas. Haz una lista de qué cosas disfrutas haciendo, qué cosas te relajan, qué cosas te divierten, qué cosas te hacen sentir bien… de este modo harás consciente qué es lo que te hace disfrutar realmente. Por ejemplo, darse una ducha o un baño, visitar una tienda erótica, tomar el sol, leer una novela, comer helado, dormir la siesta…
- Agenda tiempo para el placer: es importante que dejes espacios de tiempo en tu día a día para el placer. Resérvate momentos para hacer lo que te apetezca poniéndolos en tu agenda, igual que el resto de cosas.
- Elimina actividades de tu vida diaria: seguro que en tu vida diaria hay actividades de las que puedes prescindir. Obligaciones, compromisos y tareas que, si dejas de hacerlos, no pasa nada. Hacer esto te dejará tiempo, energía y atención para el placer.
- Aumenta el disfrute de tus obligaciones: establece estrategias para disfrutar de aquellas cosas que no te queda más remedio hacer, aunque no te gusten. Trabaja con música de fondo, haz deporte en compañía, ve la compra en pareja, decora a tu gusto tu lugar de trabajo, date un capricho al terminar esa actividad tan ingrata…
Cómo el hedonismo mejora nuestra vida sexual
El hedonismo ya es sexualidad en sí mismo, pues tiene que ver con el disfrute, con el placer, con el bienestar, con el estar a gusto… Así que desde ahí ya tenemos mucho ganado. Además, si disfrutamos de nuestra vida diaria y de momentos de placer de forma habitual nuestro cuerpo y nuestra mente estarán más predispuestos al sexo propiamente dicho:
- Tendremos tiempo
- Estaremos descansados
- Nuestro estado de ánimo será positivo
- Nos encontraremos más receptivos
- Buscaremos más activamente el encuentro sexual
- Disfrutaremos más del sexo
El verano y las vacaciones ofrecen muchas opciones para practicar el hedonismo ¡aprovéchalas!