
He solucionado el vaginismo. Experiencia en la consulta de la sexóloga
Os dejo el testimonio de una mujer de treinta y pocos años que llegó a mi consulta porque no podía tener relaciones sexuales con penetración, pues sentía mucho dolor. Tras unos meses trabajando juntas, su pareja y ella disfrutan de la penetración sin ninguna dificultad. Le he pedido que os cuente cómo fue su experiencia durante la terapia. ¡Allá va!
He solucionado el vaginismo. Siempre había sentido dolor al practicar relaciones sexuales con penetracion (e incluso llegaba a la imposibilidad de tenerlas), lo cual me generaba bastante frustración, fundamentalmente en la relación con mis parejas, ya que yo disfrutaba de otras formas de tener sexo, aunque sin ser muy consciente de ello…El caso es que una serie de circunstancias que se dieron en mi vida en un momento determinado y las ganas de ir “deshaciendo bloqueos”, me llevaron a tomar la decisión de ir a una terapia y afrontar el problema de una vez por todas, para que no supusiera una limitación constante en mi sexualidad.
Una de las primeras cosas de las que Ana quiso que me diera cuenta es de que yo no tenía ningún problema con mi sexualidad, ya que la disfrutaba plenamente de otras formas…Lo único en lo que íbamos a trabajar era en “ampliar el repertorio” y que la penetración fuera una práctica sexual más de la que pudiera disfrutar sin dolor en el momento que me apeteciera. La verdad es que eso me quitó un peso de encima y le dio otro enfoque distinto a la terapia (toda mi vida pensando que la penetración era lo realmente importante en una relación sexual y ahora resulta que en realidad sólo es una manera más, por mucho que nos lo hayan vendido de otra forma!…descubrir y vivir eso de verdad fue realmente interesante…).
He solucionado el vaginismo.
El trabajo en terapia duró unos meses y tuve que ser constante en hacer los ejercicios de forma continuada y sistemática…Yo era la que tenía que hacer el trabajo fundamental, pero inevitablemente, al tener pareja, mi chico también tuvo que involucrarse en alguna parte del trabajo, y lo más importante de todo, supo apoyarme en todo momento e implicarse en el proceso.
Aunque en un principio supuso un cierto “descoloque” y esfuerzo para él (y para mi), al final la terapia ha resultado enormemente beneficiosa para los dos: yo he conseguido tener relaciones sexuales con penetración y disfrutar de ellas, y mi pareja ha descubierto nuevas formas de disfrutar del sexo sin tener necesariamente que practicar la penetración. Tal y como Ana me planteó, se trataba simplemente de ampliar el repertorio para disfrutar más de la manera en que nos apeteciera a los dos en cada momento…
Estoy orgullosa de haber tomado la decisión de empezar y continuar la terapia hasta el final (hay que echarle un poco de valentía y paciencia, pero merece la pena) y muy agradecida, tanto a Ana por todo lo aprendido con ella en las sesiones, como a mi pareja, por el apoyo y la comprensión durante todo el proceso.