por Ana Lombardía | Sep 26, 2016 | Blog, Sexualidad femenina
Os dejo el testimonio de una mujer de treinta y pocos años que llegó a mi consulta porque no podía tener relaciones sexuales con penetración, pues sentía mucho dolor. Tras unos meses trabajando juntas, su pareja y ella disfrutan de la penetración sin ninguna dificultad. Le he pedido que os cuente cómo fue su experiencia durante la terapia. ¡Allá va!
He solucionado el vaginismo. Siempre había sentido dolor al practicar relaciones sexuales con penetracion (e incluso llegaba a la imposibilidad de tenerlas), lo cual me generaba bastante frustración, fundamentalmente en la relación con mis parejas, ya que yo disfrutaba de otras formas de tener sexo, aunque sin ser muy consciente de ello…El caso es que una serie de circunstancias que se dieron en mi vida en un momento determinado y las ganas de ir “deshaciendo bloqueos”, me llevaron a tomar la decisión de ir a una terapia y afrontar el problema de una vez por todas, para que no supusiera una limitación constante en mi sexualidad.
Una de las primeras cosas de las que Ana quiso que me diera cuenta es de que yo no tenía ningún problema con mi sexualidad, ya que la disfrutaba plenamente de otras formas…Lo único en lo que íbamos a trabajar era en “ampliar el repertorio” y que la penetración fuera una práctica sexual más de la que pudiera disfrutar sin dolor en el momento que me apeteciera. La verdad es que eso me quitó un peso de encima y le dio otro enfoque distinto a la terapia (toda mi vida pensando que la penetración era lo realmente importante en una relación sexual y ahora resulta que en realidad sólo es una manera más, por mucho que nos lo hayan vendido de otra forma!…descubrir y vivir eso de verdad fue realmente interesante…).
He solucionado el vaginismo.
El trabajo en terapia duró unos meses y tuve que ser constante en hacer los ejercicios de forma continuada y sistemática…Yo era la que tenía que hacer el trabajo fundamental, pero inevitablemente, al tener pareja, mi chico también tuvo que involucrarse en alguna parte del trabajo, y lo más importante de todo, supo apoyarme en todo momento e implicarse en el proceso.
Aunque en un principio supuso un cierto “descoloque” y esfuerzo para él (y para mi), al final la terapia ha resultado enormemente beneficiosa para los dos: yo he conseguido tener relaciones sexuales con penetración y disfrutar de ellas, y mi pareja ha descubierto nuevas formas de disfrutar del sexo sin tener necesariamente que practicar la penetración. Tal y como Ana me planteó, se trataba simplemente de ampliar el repertorio para disfrutar más de la manera en que nos apeteciera a los dos en cada momento…
Estoy orgullosa de haber tomado la decisión de empezar y continuar la terapia hasta el final (hay que echarle un poco de valentía y paciencia, pero merece la pena) y muy agradecida, tanto a Ana por todo lo aprendido con ella en las sesiones, como a mi pareja, por el apoyo y la comprensión durante todo el proceso.
por Ana Lombardía | Mar 14, 2016 | Blog, Sexualidad femenina
Desde hace un par de meses tengo en la consulta a una chica que vino porque tenía tantas molestias a la hora de tener relaciones sexuales con penetración que no conseguía hacer el amor con su pareja -lo que se conoce como vaginismo. Uno de los motivos por los que esto le pasaba era la extrema importancia que le daba a la penetración: era fundamental que pusiese este tipo de práctica en el lugar que se merece -sólo es una práctica más- y que relativizase la importancia de lo que le estaba pasando. Tras hablar un montón sobre el tema le pedí que escribiese una reflexión al respecto y esto es lo que escribió:
María, ¿de verdad crees que la penetración es tan importante?
Le pongo este título a esta reflexión por eso mismo, porque es algo que me tengo que decir más a menudo. Pararme unos segundos, escucharme, sentirme tranquila y disfrutar.
La sociedad insiste en que el mejor orgasmo es aquel que se produce por penetración. Si eres capaz de ir en contra de la sociedad en otros aspectos de tu vida, ¿por qué esto te influye tanto, María? El mejor orgasmo siempre va a ser el que tengas con Rubén. ¡Da igual cómo llegue! ¡Como si es haciendo el pino mientras sujetas un plátano con la mano izquierda! Lo que importa es vivir ese momento juntos y disfrutar cada segundo de ese momento único e indescriptible.
Todo eso es muy bonito, pero sabes que el orgasmo real es el vaginal. Espera, ¿quién ha dicho eso? ¿Quién estipula lo que es real, mejor o peor en una relación? Eso es algo que tengo que solo Rubén y yo sabemos. Sobre todo es algo que sólo sé yo, que sólo lo siento yo. Por lo tanto, yo decido qué es lo más placentero para mí.
Por mucho que insistas, sabes que Rubén con lo que más disfruta es con la penetración. Aunque no lo diga. ¿Estás segura? Le conoces mejor que nadie, aunque a veces te sorprenda, y sabes de sobra que si hay algo que no le gusta, lo dice o te lo hace saber de algún modo. Además, si él insiste en que así está bien, ¿por qué no le crees? Confía en él. Debes confiar en él. Es imprescindible que confíes en él. ¿Qué gana no siendo sincero en este aspecto? Él quiere disfrutar contigo, igual que tú.
A estas alturas, ¿a que empiezas a dudar de eso de que si no hay penetración no hay nada? Pues sí… Aunque me sigue pareciendo que es un esfuerzo extremo. Claro, pero es normal. No estas mentalizada para ello y tu cuerpo no está preparado para ello. Todavía. Estás constantemente pensando en experiencias pasadas y automáticamente te pones tensa. Antes no lo veías como un gran esfuerzo. Simplemente era algo que pasaba y disfrutabas. No te preparabas para ello como si fueras a salir a correr una media maratón. Debes estar tranquila y confiar en Rubén, porque lo último que quiere es hacerte daño o que lo pases mal.
Vale, pero… ¿Las molestias y la cistitis? Volvemos a lo mismo. Te basas en experiencias pasadas y te pones la venda antes de tener la herida. Tienes que desechar ese pensamiento porque es una generalización y como todas las generalizaciones, no es verdad. Habrá veces que pueda pasar, otras que no. Y si pasa, pues mala suerte, estarás unos días mal, con molestias, tomando medicamentos. ¡Claro, mujer, hay medicamentos que te ayudarán a curarlo! ¡No te vas a morir! Además, sabes perfectamente las condiciones de higiene que debes seguir.
María, hagas lo que hagas: VÍVELO. DISFRÚTALO. COMPÁRTELO. APRÉNDELO.
por Sexo en la piel | Jun 15, 2015 | Blog, Sexualidad femenina
Lo primero que hay que hacer es descartar una causa física. Para ello lo mejor es acudir a a la ginecóloga o matrona de confianza que nos haga una exploración completa y nos diga si existe un impedimento físico por el cual la penetración nos resulte tan dolorosa. Si se descarta una causa física hay que estudiar las causas psicológicas y emocionales del dolor. Para ello podéis concertar una cita y venir a verme a la consulta.
La mayor parte de los casos de dispareunia -dolor vaginal durante la penetración- tiene causas psicológicas y emocionales. Esas causas -miedos, inseguridades, falta de deseo, etc- hacen que la mujer no esté relajada y, por tanto, contraiga los músculos de la vagina, haciendo que los intentos del pene por penetrarla sean dolorosos.
“Me duele con la penetración”. Algunas causas psicológicas y emocionales del dolor durante la penetración
- Miedo al dolor: si crees que te va a doler… ¡te dolerá! Estarás tensa, nerviosa, ansionsa y, por tanto, contraerás tu vagina impidiendo que el pene entre y que los esfuerzos que haga éste por penetrarte sean dolorosos. Algunas mujeres creen que el pene de su pareja es demasiado grande o que su vagina es demasiado pequeña y por ello creen que les va a doler
- Experiencias dolorosas: si has tenido alguna experiencia en la que sentiste dolor -porque fue una relación violenta, no consentida, en la que estabas nerviosa y/o en la que no estabas lo suficientemente excitada- puedes generalizar y extrapolar ese dolor a las siguientes relaciones, pues el recuerdo de ese dolor te hace tener temor y, por tanto, no relajarte
- Percepción de la sexualidad y los genitales como algo sucio: por cuestiones de educación a veces las mujeres vemos nuestros propios genitales como algo sucio, impuro y que debe mantenerse cerrado. Esto hace que no estés relajada y que contraigas la vagina, impidiendo que el pene entre y causando dolor
Visión de la sexualidad como algo inadecuado o carente de interés: por motivos educacionales a veces las mujeres pueden creer que la sexualidad no es para ellas, que no deben o pueden sentir placer, que deben alejarse del sexo, que solo es divertido para los hombres… Esto hace que no estén excitadas y, por tanto, el coito sea doloroso
- Falta de deseo y/o excitación: si la mujer no siente deseo o no está lo suficientemente excitada su vagina no estará relajada ni lubricada y, por tanto, la penetración le molestará
- Problemas de pareja: si existen problemas en la pareja -discusiones, distanciamiento, falta de comunicación o de cualquier tipo- la mujer puede tender a perder el deseo y, por tanto, a rechazar el contacto sexual con su pareja, haciendo que los intentos de penetración sean desagradables y dolorosos
Todo esto se trabaja en consulta, haciendo que la mujer reaprenda su sexualidad, sienta deseo y excitación y vaya, poco a poco , disfrutando de ser penetrada. ¡Los resultados de la terapia en estos casos son muy buenos! Si es tu caso ¡anímate! y ponte manos a la obra para solucionarlo. También puedes venir a una charla sobre el tema.
Ana Lombardía.